Cuando Dios llega tarde

– Nueve once, Servicio de Emergencias ¿en qué podemos ayudarle?

La voz de la operadora suena tranquila y monótona. La rutina de pasar horas en una austera oficina recibiendo todo tipo de llamadas a intempestivas horas de la noche la han vacunado con el paso de los años contra sobresaltos y miedos cada vez que suena su centralita. En Estados Unidos concretamente, un trabajo así acaba transformando el alma y la sensibilidad de una persona en hormigón armado.
La voz al otro lado de la línea telefónica es de una mujer joven. Está nerviosa, muy nerviosa. Habla de manera entrecortada, sollozando, y su voz sale temblorosa de su garganta entre jadeos.

– Emergencias? Un hombre….. acaba de entrar en mi casa y…… ha….. ha herido a mis hijos, ……..por favor manden una ambulancia deprisa. Me…… me…. me ha herido a mí también,… por favor……. mis hijos…… se desangran….. ha huido, no sé qué hacer…… vengan rápido por favor, se lo ruego,….. mis hijos…..

A pesar de la mala calidad del sonido y de los sollozos, a la operadora no le cuesta entender el mensaje y actuar según el protocolo establecido que ha aprendido y puesto en práctica en miles de ocasiones.

A los cinco minutos de transmitir la emergencia a la oficina del sheriff, una patrulla policial y dos ambulancias con sus respectivas luces encendidas aparcan frente al porche de la mujer agredida. La puerta está abierta, uno de los agentes se acerca y no sin cautela y cierto recelo, asoma la cabeza por el marco de la puerta, mira hacia arriba como si esperase ver al agresor pegado al techo y después entra en la sala de estar. Luego hace un gesto con la mano a su compañero para que lo siga. El espectáculo no puede ser más desolador. Hay sangre esparcida por todo el suelo y también las paredes aparecen manchadas con trazos que asemejan los zarpazos de una bestia, un sillón y varias sillas del comedor volcados, papeles y objetos también aparecen tirados, algunos rotos y manchados con la sangre del suelo. En un rincón del salón, en cuclillas sobre sus talones se encuentra la madre, sujeta un pañuelo en la mano cerca de la nariz, no ha dejado de sollozar emitiendo un sonido agudo que sale de su boca entreabierta transformada en una mueca de dolor. Uno de los agentes se queda para tranquilizarla mientras el otro se dirige con rapidez al dormitorio de los niños. Regresa al salón a los pocos segundos tapando su boca con la mano para controlar las arcadas que explotan compulsivamente dentro de su boca. El otro agente, que sostiene la mano de la mujer, interpreta de inmediato el significado de las reacciones de su colega y sabe perfectamente que esta noche ni médicos ni ambulancias serán necesarios. Los dos hijos de la mujer han sido brutalmente asesinados. James de solo tres años de edad y Kevin de cinco, ambos con varias puñaladas en cuello y abdomen. La mujer mira al agente que ha estado en el dormitorio, con gesto interrogante. El agente, que está empezando a recuperar la compostura, la mira y niega con la cabeza lo que provoca que la mujer termine de derrumbarse, y empiece a llorar y a lanzar alaridos desesperada y rota. Cuando los agentes logran ponerla de pie, comprueban que ella también está herida, tiene un tajo que le ha seccionado una parte del cuello y otra herida en el antebrazo derecho, ambas hechas con arma blanca.

La investigación se pone en marcha para esclarecer el brutal asesinato de dos criaturas inocentes e indefensas y la agresión a la madre que salvó la vida de milagro porque tuvo el coraje de enfrentarse al asesino y conseguir que huyera.

Lo primero que encuentran es el arma homicida tirada en el jardín a pocos metros de la casa. Se trata de un cuchillo de cocina manchado de sangre. Una vez dentro de la casa, el asesino que presumiblemente iba desarmado, cogió el cuchillo de la cocina para llevar a cabo sus crímenes. La policía recoge el cuchillo como la primera prueba de la presencia del asesino en la casa y que a la postre acabaría siendo también la única. La investigación transcurre conforme a los procedimientos habituales: Se recogen todas las muestras de sangre y de pelo para su examen y se cotejan todas las huellas halladas en la casa para tratar de dar con la identidad del asesino. A la madre le toman declaración. Un ruido en mitad de la noche la despertó y se levantó para ver si sus hijos estaban bien. Cuando salía de su cuarto se topó con un hombre que salía del dormitorio de sus hijos, llevaba un pasamontañas negro en la cabeza y al verla se abalanzó sobre ella con su cuchillo de cocina y la atacó. Ella se defendió con rabia y pelearon tirando algunos objetos al suelo del salón, él consiguió herirla pero asustado por el ruido que había provocado la pelea, huyó de la casa. Fue a ver cómo estaban sus hijos e inmediatamente después volvió al salón para llamar a emergencias.

Los primeros resultados de las pruebas realizadas en la investigación arrojaron resultados cuanto menos inquietantes: Todas las muestras de cabello y las huellas dactilares encontradas en la casa pertenecían a los dos hijos, la madre y el padre, que en esos días se encontraba fuera de la ciudad visitando a un familiar. El hecho de que el asesino no hubiera dejado huellas podría deberse a que llevara guantes y la ausencia de cabellos posiblemente a la protección del pasamontañas, aunque no dejaba de ser extraño. Los tipos de sangre encontrados pertenecían a los de los dos niños y la madre, presentes principalmente en el cuchillo de cocina. Así pues, el agresor tampoco había sangrado como consecuencia de la pelea. Otro dato que llamó la atención de los investigadores era la ausencia de pisadas. A pesar de haber varios regueros de sangre que iban desde el dormitorio de los niños hasta el salón pasando por la cocina, no encontraron ni una sola huella de pie del asesino ni dentro ni fuera de la casa. Otro investigador del caso manifestó que era la primera vez en su vida profesional que se encontraba con un caso en el que un hombre que fuerza una vivienda, asesina a dos personas hiere a una tercera y huye, no deja la más mínima huella de su paso por la casa. Resultaba todo tan siniestro que las sospechas empezaron a tomar una dirección distinta y por qué no decirlo, dramática….

En el pueblo se decretaron dos días de luto por la muerte de los pequeños y prácticamente todo el mundo acudió al funeral oficiado por el párroco del pueblo quien dedicó unas emotivas palabras de apoyo y esperanza a los familiares, con el pueblo y dos pequeños ataúdes de un blanco marfil impoluto como testigos. Cuando muere un niño una parte de nosotros muere con él; muere nuestra alegría e ingenuidad innatas, muere la frescura infantil que nunca deberíamos perder, muere la inocente curiosidad, pero sobre todo muere esa ilusión que intenta mantenernos agarrados a la utopía de que vivimos en un mundo justo y lógico. Esa cálida tarde de otoño asistieron al entierro un grupo de adultos con todos esos sentimientos mutilados por la tragedia. .

Los meses pasaron y mientras la familia y el pueblo intentaban recobrar la normalidad y salir adelante, la escasez de pistas obligó a la policía a tomar rutas alternativas en la investigación. Un especialista en sonido analizó la grabación de la llamada al Servicio de Emergencias. Examinando digitalmente los matices del sonido, cómo rebota en los objetos, el eco que produce y otros aspectos es posible saber si uno se encuentra en una habitación con paredes de hormigón, con parquet en el suelo o moqueta o si se trata de una estancia con grandes ventanales por ejemplo. El análisis de la grabación de la llamada de la madre dio como resultado que la mujer se había estado moviendo por tres habitaciones distintas mientras hablaba con la operadora, lo que contradecía su versión a la policía en la que afirmaba haber llamado desde el salón. Los padres tenían dificultades económicas, debían dos pagos de la hipoteca y no tenían trabajo. Y entonces apareció un posible móvil para el asesinato: Meses antes habían contratado un seguro de vida para sus hijos por valor de 5000 dólares por cada uno en caso de fallecimiento. Una vez comprobada la coartada del padre, ahora todas las sospechas estaban volcadas sobre la madre. La policía tenía la hipótesis de que ella podría haber asesinado a sus hijos para cobrar el dinero del seguro y haberlo preparado todo después para que pareciese un asesinato. Se había inflingido heridas para simular el ataque del asesino. También sospechaban que el pañuelo que agarraba con fuerza en su mano cuando la encontraron, podría haberlo utilizado para borrar huellas y manchas de sangre antes de que llegaran los agentes a su casa.

El 24 de abril de 1998 Sarah Peyton fue acusada del asesinato de sus dos hijos y seis meses más tarde, condenada a cumplir cadena perpetua.
Hasta esa fecha, y a pesar de que todo apuntaba hacia ella y que no había la menor duda de que nadie salvo ella y sus hijos habían estado esa noche en su casa, los investigadores no tenían ninguna prueba concluyente de su culpabilidad. Hasta apenas una semana antes del 24 de abril.

Fue gracias a la sangre encontrada en el cuchillo y a las conclusiones que se derivaron de su segundo análisis más exhaustivo las que dieron con la clave de lo sucedido aquella noche. Habréis oído muchas veces que la realidad supera a la ficción, sin duda esto es así en muchas ocasiones pero lo que sucedió esa noche en la casa de los Peyton supera cualquier concepto que tengamos de la barbarie y es de una crueldad inconcebible, escalofriante. Quedan apenas un par de párrafos para concluir este relato pero si estás leyendo y eres una persona especialmente sensible, te recomiendo que lo dejes aquí.

Como decía, la clave estaba en la sangre del cuchillo. Al examinarla, pudieron distinguir en la zona de la punta tres capas de sangre: la primera correspondía a su hijo de cinco años, Kevin, la segunda capa era sangre de la madre y la tercera capa y más reciente en el tiempo pertenecía de nuevo a Kevin. Gracias a esos restos sobre el cuchillo, y a la macabra explicación muda que habían dejado, se acabó haciendo justicia en el caso de Sarah Peyton.

Reconstruyamos lo que sucedió aquella noche: Sarah Peyton, presionada por sus problemas económicos y víctima de una locura de la que seguramente hasta ese día no era consciente, decide una noche acabar con la vida de sus hijos para cobrar el dinero del seguro, fingiendo después haber sido atacada por el asesino. Acuesta a sus hijos de tres y cinco años a las nueve de la noche como cada día, espera a que estén dormidos y entonces, alrededor de la una de la madrugada entra en el dormitorio con el cuchillo de cocina en la mano y asesta primero tres puñaladas al pequeño y después va hacia la cama de Kevin y le asesta otra dos puñaladas. Luego va a la cocina y frente al espejo se hace los cortes a ella misma, uno en el cuello y otro en el antebrazo derecho, entonces empieza a preparar la escena para cuando llegue la policía tirando algunas sillas al suelo y diversos objetos. Una vez lista la escena, coge el teléfono y marca el número de emergencias mientras pasea por las habitaciones para borrar huellas y manchas. Pero en el dormitorio el pequeño Kevin está con los ojos abiertos. No entiende lo que ha sucedido, siente un terrible dolor en la barriga y en el cuello que apenas le permite respirar, alguien ha entrado en su cuarto y le ha hecho daño. Tiene la absurda idea de que era su madre, olía igual que ella y hacía el mismo ruido al caminar. Siente que un líquido viscoso fluye hacia su boca intentado salir, dejándole un sabor metálico y salado. Con un tremendo esfuerzo, baja de la cama y empieza a gatear hacia la puerta, la abre y ahora, a pesar de que le zumban los oídos y está perdiendo la visión en los ojos, oye a su mamá que está hablando por teléfono. ¡Mami! Con las pocas fuerzas que le quedan, sale al pasillo y continúa gateando dejando a su paso un rastro de sangre. La mente de un niño de cinco años no alberga la posibilidad de que su madre quiera hacerle ningún daño y mucho menos matarlo por un puñado de dólares así que instintivamente se dirige hacia ella en busca de protección. Atraviesa el pasillo y llega hasta el salón. Su madre acaba de colgar el teléfono y entonces sus miradas se encuentran. Kevin a cuatro patas, levanta un brazo en gesto de ayuda haciendo una mueca de llanto con su boca ensangrentada aunque apenas si le sale un hilo de voz. Entonces la madre se dirige hacia él. Fría e implacable, le asesta dos puñaladas más que acaban con su vida y que finalmente serán también su condena.

A pesar de las muchas pruebas circunstanciales que apuntaban a su culpabilidad, fue esta, la de las capas de sangre en el cuchillo, la que definitivamente la llevó a la cárcel.

Le conté la historia a una amiga y me dijo que ella creía en que algo o alguien había dado fuerzas a Kevin, para levantarse de la cama malherido e ir hacia su madre, ya que si no lo hubiera hecho, es posible que nunca hubieran tenido la prueba definitiva con que acusarla y encerrarla. Yo no creo en los ángeles de la guarda y mucho menos en dioses que nos observan desde los cielos. El dios que nos vende la religión, y en el que a mí me gustaría creer, haciendo uso de su certero juicio e infinita bondad, le habría provocado un infarto de corazón y un derrame cerebral a la madre esa misma mañana. Pero si estoy equivocado, si efectivamente existe; inmortal Él, omnipresente y omnipotente que decide y actúa sobre nuestra mortal existencia. Entonces al menos a mí, no me quedará otra, que pensar que a veces, Dios llega tarde.

Imperdonable.

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16 respuestas a Cuando Dios llega tarde

  1. waldito dijo:

    Woow. Muy bueno, el relato, no conocía tu parte más macabra. Aunque he tenido imágenes de CSI en ocasiones con flashes y efectos tridimensionales de tiempo acelerado… está muy bien construído, bien localizado, bien explicado.

    Inquietante.
    Muy bueno, Mr. Dalton. Enhorabuena. Tienes más de estos guardados? 🙂

  2. Laura dijo:

    Muy Bueno!!!! la verdad me has sorprendido, tienes talento y has logrado que mantenga la atención hasta el final.
    Enhorabuena!!!

  3. EL POLLO dijo:

    Las imágenes que tengo en mi cabeza!!! , la del niño arrastrándose hacia su madre buscando protección con toda su inocencia…

    y ahora? Como hago para dormirme esta noche?

    No leo nunca más uno de estos

  4. paola dijo:

    cuando entro a ALPC y veo un post de antonio y encima laargo me emocione porque me dije que seguro este es otro relato de los que nos tiene acostumbrados, comienzo a leer y voy teniendo la sensación de que ya me sonaba de algo el relato, continuo hasta el final hasta que recuerdo que ya conocia esta historia, como bien saben, mi estado de parada hace que vea ciertos programas de la tele alguna que otra mañana y en la sexta tienen un programa que se llama crimenes imperfectos, me fui al youtube y busco y busco y aqui estan los videos que documentan la historia real de antonio.

    http://www.youtube.com/watch?v=TsyfxSVZzPk&feature=related
    http://www.youtube.com/watch?v=PJ0Ce936ojc&feature=related
    http://www.youtube.com/watch?v=IUN95R4BV_0&feature=related

    😉

  5. waldito dijo:

    Argggh… Antonio! Existió de verdá! Que fooort!

  6. Antonio dijo:

    Qué fuerte Paola! Me has dejao en evidencia. Enhorabuena por tu labor detectivesca. Acabo de ver los vídeos y la verdad es que estoy bastante preocupado. No coincide nada o casi nada de lo que he escrito: Ni el nombre de la madre, ni el de los niños, ni sus edades, ni el año en que sucedió. El padre estaba en la casa, la madre dormía en el salón…. ¿Y de dónde carajo me he sacado yo lo de las capas de sangre en el cuchillo?!!!! No la detuvieron por eso!!

    Es la última vez que escribo algo de memoria. Mi condición de parado Paola, me permitió ver el capítulo a las 3 de la madrugada hace un par de meses. En fin, yo lo tengo claro, a partir de ahora cada vez que quiera escribir algo te contrato de documentalista y problema resuelto. Ni alzheimer ni lagunas mentales 🙂

    Por cierto, también me equivoqué en la condena de la madre. La van a matar y yo era ahí donde quería plantear el debate, más allá del tema de la puntualidad de Dios. Personalmente estoy en contra de la pena de muerte, creo que no es la solución, pero ¿realmente creéis que una mujer así merece vivir??

    No obstante y a título personal hay algo positivo en el post y es que el Pollo por fín leyó algo que escribí hasta el final. Soy feliz. Gracias Pollo. Si quieres un consejo, ni se te ocurra clickar en los links de Paola, te aseguro que los vídeos son aún más escalofriantes.

  7. Fatima dijo:

    Jopé Antoan!!! me grabo el peaso texto en un pen drive por que quedarme aki nel locutorio a leerlo me saldrá por un güevo!! además precisamente ahora tampoco tendría tiempoooo…. me lo leeré que siempre que he leido algo tuyo mancantao!!!!

    no dejes describir aunke t parezca con tu dura autocritica que no, si que si valdría la pena que desarrollaras tu talento!!

    un besote desde valencia!!!!!!!!! 😀

  8. paola dijo:

    coño antonio, con mayor razón tiene merito lo que has escrito, has sacado todo un relato que nos mantuvo en vilo hasta el final, yo solo he puesto la historia real, ni de coña hubiera podido escribirlo de memoria ni nada.
    Lo bueno que tiene todo esto es que el pollo te ha leído hasta el final, que has sorprendido a waldo, que no soy la única en paro y hasta la fati se lo va a grabar para leerlo detenidamente, debes de estar encantado por el buen resultado de tu relato, ademas como colegas de paro que somos, sabes muy bien lo que es tener tiempo de sobra (búsqueda de la programación de la sexta, búsqueda los vídeos en el youtube, escribir el comment), tiempo que nuestros amigos no tienen, aunque si quieres para la próxima te ayudo encantada para documentarte jejejeje

  9. Antonio dijo:

    Joder Paola, pues sí que has sacado conclusiones de todo esto. Hay para todos!!
    Encantado estoy por el resultado y sorprendido como siempre.

    Tanto Waldo como Fátima como tú, sois los lectores que cualquier escritor desearía tener. Sois como esas chicas que se descojonan con cualquier chiste que cuentas. Te hacen sentir mucho más gracioso de lo que en realidad eres y eso se agradece mucho, aunque en el fondo sepas cuál es la verdad.

    Laura y el Pollo han sido las dos grandes sorpresas! jaja. 🙂

    La vida en el paro es un lujazo, como ya habrás comprobado, pero yo ya estoy necesitado de una rutina laboral; Tanta libertad no es buena para mí 🙂

  10. paola dijo:

    estoy de acuerdo contigo esta vida de parados mola pero las primeras semanas, yo tambien ya estoy un poco hartita de todo… 🙂

  11. Jesuke dijo:

    mmmh, y yo que pretendía meterme contigo… y se me han adelantado las alavanzas, pues nada pues nada, muy bueno eeeeh!!

    por cierto, cuando una rubia se rie demasiado de mis paridas, comienzo a tomarme en serio dejar de decirlas…

    Un saludo, Antonyete.

  12. waldito dijo:

    Esa Pao que no se le escapa nada… grande google! Reconozco que nada más terminar de leer el relato, lo primero que hice fue googlear el nombre de la madre… y me encuentro con una gama de productos del hogar… pero ni rastro de la madre asesina! je. Digo, -coño, pues él solito se la ha inventao, sí señor…-

    En fin, Antonio, ya sabes, aquí todo lo que posteas es analizado por nuestros 100% del tiempo dedicados cronistas, scripts, historiadores, etc. CON LUPA!

    jeje.
    Abra-zos!

  13. MrL dijo:

    Soy vago, no voy a leer algo tan largo, mejor me miro el video 😀

  14. Fatima dijo:

    Pues Antonet, lo he leído y he de reconocer que a pesar de escribir muy bien y describir las cosas estupendamente, me ha sabido a demasiado descriptivo y neutral (no hablo de la historia que es una barbaridad demencial, sino de como lo cuentas). Donde te luces y de maravilla es en el tema del humor y la fantasía, cuando pones de tu cosecha totalmente, pues son tus ocurrencias y la manera en como las cuentas lo que me encanta.

    que conste que yo no me rio de todos tus xistes, si no fijate y verás, jajaja! 😀

    besos!!! 😉

  15. Antonio dijo:

    Estoy de acuerdo Fátima. No es la clase de texto que se te provoca un nudo en la garganta mientras lo lees. Eso no lo he conseguido. Es bastante frío, la verdad. Yo también lo creo.

    Por cierto, a lo mejor me arrepiento de preguntártelo, pero…. ¿Dónde exactamente ves la parte humorística del texto? Se trata de una madre que asesina a puñaladas a sus hijos pequeños….

    A veces Fátima, me das más miedo que el niño del Sexto sentido 🙂

    Un beso valenciana

  16. Fatima dijo:

    Antoniet!!! jajajaa!! 😀 andevé que me ties mieoooo!!

    bueno, se ve que no me expresé con claridad, me refería cuando escribes textos de este tipo, cuando el humor y la fantasia es lo principal… aunque en éste también expresas tu opinión sobre, lo cual no es solamente el relato frio de lo que sucedió… pero bueno, no es lo mismo, tampoco te extiendes en ello ni el das demasiado énfasis.

    besitos alicantino! que estás como el turronsito de allí, jaja! 😉

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